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Reflujo ácido Para Perros: Tratamiento Para El Reflujo ácido Para Perros
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Anonim

Reflujo gastroesofágico en perros

El reflujo gastroesofágico es una condición caracterizada por el flujo inverso incontrolable de fluidos gástricos o intestinales hacia el tubo que conecta la garganta y el estómago (esófago). Esto puede deberse a una breve relajación de la abertura muscular en la base del esófago (denominada esfínter), así como a vómitos crónicos. El reflujo gastroesofágico es bastante común en los perros y puede ocurrir a cualquier edad, aunque los perros más jóvenes tienen un mayor riesgo.

El ácido del estómago gástrico, la pepsina, las sales biliares y otros componentes de los jugos gastrointestinales dañan el moco protector que recubre el esófago. Esto puede provocar una inflamación del esófago (esofagitis).

La condición o enfermedad descrita en este artículo médico puede afectar tanto a perros como a gatos. Si desea obtener más información sobre cómo afecta esta enfermedad a los gatos, visite esta página en la biblioteca de salud de PetMD.

Síntomas y tipos

El reflujo gastroesofágico puede causar esofagitis con diferentes grados de daño. La esofagitis leve se limita a una inflamación leve del revestimiento del esófago, mientras que la esofagitis ulcerosa más grave daña las capas más profundas del esófago.

El historial de comportamiento del perro puede revelar síntomas como regurgitación (regurgitación) de comida, evidencia de dolor (lloriqueos o aullidos, por ejemplo) al tragar, falta de apetito y pérdida de peso. Un examen físico a menudo no revelará ningún hallazgo concreto. La esofagitis grave puede incluir síntomas de fiebre y salivación extrema.

Causas

El reflujo gastroesofágico puede ocurrir cuando se administra un anestésico, lo que hace que la abertura entre el estómago y el esófago (esfínter gastroesofágico) se relaje. La posición incorrecta del paciente durante la anestesia, así como la falta de ayuno adecuado del perro antes de la anestesia, pueden provocar reflujo gastroesofágico.

Una condición asociada es una hernia de hiato congénita (presente al nacer), que se sospecha aumenta el riesgo de reflujo gastroesofágico.

Los perros jóvenes tienen un mayor riesgo de desarrollar esta afección porque sus esfínteres gastroesofágicos aún se están desarrollando. Los vómitos crónicos o a largo plazo son otro factor de riesgo.

Diagnóstico

El mejor medio de diagnóstico es generalmente una esofagoscopia, un examen que utiliza una cámara interna para ver el revestimiento del esófago. Ésta es la forma más eficaz de determinar si los cambios en el moco del esófago son compatibles con la esofagitis debida al reflujo gastroesofágico. El examen también puede revelar una superficie irregular en el revestimiento del moco o sangrado activo en el esófago.

Los diagnósticos alternativos incluyen la ingestión de un agente cáustico, un cuerpo extraño o tumor en el esófago, una hernia en la parte superior del estómago (hernia hiatal), enfermedad de la garganta o la boca, o una afección en perros donde los músculos del esófago no funcionan correctamente para empujar los alimentos hacia el estómago (megaesófago).

Tratamiento

La mayor parte del tratamiento se realiza en el hogar, mediante la retención de alimentos durante uno o dos días y, posteriormente, siguiendo un régimen dietético de comidas bajas en grasas y proteínas administradas en pequeñas y frecuentes tomas. Las grasas y proteínas de la dieta deben limitarse, ya que la grasa disminuye la fuerza del músculo entre el estómago y el esófago, mientras que la proteína estimula la secreción de ácido gástrico.

Los medicamentos son una opción adicional. Los fármacos conocidos como agentes procinéticos gastrointestinales mejoran el movimiento del contenido del estómago a través de los intestinos y también fortalecen el esfínter gastroesofágico. Independientemente de los medicamentos, es aconsejable un cambio en la dieta.

Vida y gestión

Tras el tratamiento inicial y la alteración de la dieta, es aconsejable seguir monitorizando el reflujo gastroesofágico. Esté atento a los signos de malestar. Una dieta continua baja en grasas y proteínas evitará incidencias futuras y se deben evitar los alimentos ricos en grasas, ya que pueden empeorar el reflujo gastroesofágico.

Si el perro no responde a los tratamientos médicos iniciales, se puede recomendar una esofagoscopia de seguimiento.

Prevención

Los alimentos ricos en grasas pueden empeorar el reflujo ácido. La mejor prevención es una dieta saludable baja en alimentos grasos.

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